08 mayo 2012

Donde viven los monstruos

Cuando Max se puso su disfraz de lobo le entraron unas ganas irrefrenables de hacer travesuras, y entonces su madre le llamó «¡MONSTRUO!» y Max le contestó «¡TE VOY A COMER!». Y lo castigaron enviándolo a la cama sin cenar. Encerrado en su habitación, Max imagina que navega lejos, a un mundo de monstruos donde él es el rey de todos.


Nos despedimos de Maurice Sendak, autor de este clásico de la literatura infantil que hoy nos ha dicho adiós, recomendando su lectura. 
A los que todavía no conocéis el maravilloso viaje de Max: ¡no os lo podéis perder!
A los que ya lo habéis acompañado navegando días, noches, semanas, saltándose casi un año hasta llegar a donde viven los monstruos: disfrutad de nuevo con su aventura.

Nosotros lo hemos hecho. Y nos ha vuelto a encantar. Por eso es un libro especial, de esos que invita a la relectura y que se renueva con ella.

La parte preferida de Martín sigue siendo la del truco mágico con el que Max amansa a los monstruos. Lo hemos estado practicando. Primero soy yo el monstruo que gruñe y ruge y que hay que amansar, luego es él. ¡Funciona!

También hemos recorrido las páginas buscando al monstruo de la portada del libro (¿es el más feo de todos? No nos ponemos de acuerdo...). 
Y nos fijamos en cómo las ilustraciones (que son realmente preciosas y sugerentes) van aumentando de tamaño a medida que Max se adentra en su mundo de fantasía. Cuando regresa a casa, vuelven a disminuir hasta dejar la última página en blanco.
Ahí, en esa hoja vacía, es donde Martín ha construido SU lugar en el que habitan los monstruos. 
Hay un edificio de diamantes (es que el diamante es indestructible, me explica, no importa cuántas travesuras hagan dentro, no lo romperán). En el piso más alto viven Max y Martín, ambos son los reyes (sí, pueden reinar los dos ¿por qué no?). En los pisos de abajo viven los monstruos...

Seguid vosotros, ¿cómo os lo imagináis?

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