29 abril 2012

Los continentes

Este atlas es un primer acercamiento a la geografía para los más pequeños. En él los niños hallarán información sobre los continentes de nuestro planeta y descubrirán curiosidades sobre los países del mundo, sus paisajes, sus relieves y sus gentes.




Martín ha aprendido los continentes. Cuando los enumera suele empezar por Oceanía, es su preferido. Para buscar información sobre esa parte del mundo, hemos ido a la estantería a por este libro que os enseñamos. Fue un regalo de su tía por Navidad. Es un ATLAS, está lleno de mapas. ¡Leyéndolo aprendemos un montón de cosas!
Lo primero que nos muestra de Oceanía es su impresionante arrecife de coral. Como las ilustraciones nos gustaron tanto, buscamos fotos.

Las imágenes hicieron recordar a Martín:
―¡Yo conozco ese lugar, mamá, lo he visto antes!¡Ahí vive Nemo!
―¡Es verdad! Y cuando su papá y Dory van a buscarlo atraviesan la corriente australiana para llegar a Sydney, la ciudad más importante de Oceanía. Allí encuentran a Nemo.


¿Habéis visto la película, Buscando a Nemo? ¿Os acordáis de la escena en la que Dori y Marlin cruzan la corriente australiana con las tortugas? Podéis verla aquí.

En nuestro atlas aparece una de esas enormes tortugas marinas, un tiburón, una ballena, un delfín y montones de peces. También hemos visto otro tipo de animales, además de los acuáticos, que viven en Australia. ¿Sabéis cuál es el más característico?
Adivina adivinanza: lleva una bolsa en la panza y se desplaza dando saltos. 
Podéis jugar con él aquí.

Y en los demás continentes, ¿qué animales viven? Estos son los que nos hemos encontrado en las páginas del atlas.
¿Queréis unirlos con el continente al que pertenecen? 




ÁFRICA


AMÉRICA



ASIA


EUROPA



       
OCEANÍA



       

En este atlas también hay juegos sobre las ilustraciones y contiene datos interesantes acerca de los diferentes países.
A Martín le interesan las estructuras (así se llamaba la última unidad de indagación que trabajó en el cole) por eso buscamos las más representativas de cada continente.
Son estas. ¿Intentamos emparejarlas? 






ÁFRICA









AMÉRICA



EUROPA


ASIA








OCEANÍA

Ahora, devolvemos el atlas a su estantería hasta la próxima vez que necesitemos consultarlo para buscar información.


27 abril 2012

Final... ¿feliz?



Hemos encontrado a una princesa que no quiere un beso del caballero que la salva. Prefiere al dragón (nosotros también), lo ayuda y juntos derrotan al caballero.
¿Os gusta este final?

―Pero... el cuento no es así, ¿no?
―Los cuentos, Martín, son como nosotros queramos que sean. Podemos inventar otro final diferente, si te apetece.
Tenemos una princesa en una torre, un dragón y un caballero, ¿qué hacemos con ellos?

Se nos ocurrió que la princesa, para no aburrirse en su encierro, leía sin parar. En aquel castillo había una biblioteca inmensa y magnífica. En los libros encontró un montón de lugares que le gustaría visitar. Soñaba con viajar. Estaba harta de ver cada día el mismo paisaje desde su ventana. Y también del dragón, ¡muy harta! siempre de mal humor y gruñendo.
¡Tenía que escapar de allí!

Un caballero fue a rescatarla pero pretendía llevársela a su reino, que era un poco feo y nada interesante. Tampoco quería irse con él.

Tantas horas  sin salir del castillo daban para mucho, de manera que nuestra princesa había estado entrenándose. Aprendió artes marciales (los libros pueden resultar realmente útiles), ¡menudas piruetas hacía!
Los tumbó a los dos, dragón y caballero, que estaban tan entretenidos discutiendo sobre quién era más fuerte y valiente que no se dieron cuenta de que ella se acercaba y los pilló por sorpresa.

Al final se hicieron amigos porque la princesa los dejó juntos, tan bien atados (resultaron muy provechosas sus lecturas sobre nudos marineros), que tardaron un montón en liberarse  y, mientras tanto, descubrieron que se caían bien.

Ella, nuestra princesa lectora, al fin libre, se fue a recorrer mundo.
Colorín, colorado…

¿Qué final se os ocurre a vosotros?

Como la princesa viajera, también tenemos una lista de lugares que queremos conocer. Hablaremos de eso otro día.

25 abril 2012

Besos de colores

¿Los besos? Vaya... pues... los besos pueden tener muchas formas y colores. En realidad, cambian de color según lo que nos quieren decir.




En este libro que tanto nos ha gustado, una mamá le explica a su hijo que los besos pueden ser de colores. ¡Nosotros los hemos probado todos! Los que más le han gustado a Martín son los besos de color naranja, ¡los más jugosos! Y se ha reído un montón con los de color rojo. Le he dado tantos como cerezas hay en el libro. ¿Sabéis cuántos?
¡Pues contadlas!




¿No os habréis olvidado de las cerezas de la falda de la mamá? ¡Esas también cuentan!

¿Sabéis de cuántos colores hemos probado los besos? Pues de tantos colores como hay en... ¡Adivinad!

Soy un abanico de colores.
Cuando deja de llover
me puedes ver,
pero jamás coger.

La solución la tenéis aquí. Si os apetece, aquí podéis pintarlo.

Hace unos días, vimos el arcoíris desde nuestra casa. Estaba tan bonito que Martín quiso hacerle una foto con su cámara.


No recordaba dónde la había guardado y tardó un rato en encontrarla. Cuando por fin estaba preparado, se acercó a la ventana. Pero el arcoíris había desparecido. Se puso un poco triste.

¿Por qué se ha ido tan pronto? ¡Qué pena!
―Porque para que el arcoíris salga tienen que ponerse de acuerdo el sol y la lluvia para coincidir y ocurrir al mismo tiempo. Y eso sucede pocas veces. Por eso es un momento tan especial. Alégrate de haberlo visto ¡aunque sea un ratito!
Te propongo algo: ya que no hemos podido hacerle la foto, busquemos una.




¿Qué os parece ésta? ¿Habéis encontrado vosotros alguna?

Si os fijáis en la cubierta de este libro que tanto nos ha gustado y que se titula Mamá, ¿de qué color son los besos? veréis que Pablo, el niño protagonista, está leyendo un libro en el que hay un arcoíris, ¿a que sí? Pues en una de las páginas del interior lo vemos leyendo otro diferente. ¿Adivináis de qué cuento se trata?
Tendréis que abrir el libro, buscar y descubrirlo.  

23 abril 2012

La fuga de haches

Durante el tiempo que tardó Doménica en sentarse se había realizado una curiosa operación, y era que todas las haches de las hayas se habían escapado, quedando sólo las hayas sin las haches. Afortunadamente, las únicas haches que se fugaron fueron las de las hayas reunidas en corro, porque no habría nada más aburrido y difícil de imaginar que un bosque de ayas. Las haches se escaparon todas por algún lugar, ante la estupefacción del señor Paco, que había permanecido en su lugar y visto cómo se transformaban las hayas en ayas. El cambio lo acogió Doménica con la mayor naturalidad del mundo; se conoce que estaba acostumbrada a esas transformaciones o quizás a que un tropel de siete u ocho letras se escapase por la vereda del bosque abierta entre dos árboles.

Gonzalo Torrente Ballester. Doménica.



¿Por qué se habrán fugado las haches? Algo interesante estarían tramando en el bosque porque las nuestras también comenzaron a desaparecer, una tras otra.
Yo no encontraba mi hache preferida: la de hijo. Tampoco estaba otra importantísima: la que lleva humor. ¡No podría vivir sin ninguno de los dos!
―¿Y a ti, Martín, te falta alguna?
―Pues… ahora que lo dices, ¡se ha escapado la hache de ham! ¡Y detrás han ido las de hen y jabalí!
―¿Jabalí, dices? ¡Pero si no tiene hache! Además, es una letra "muda", no se pronuncia. Espera… Ya sé lo que ocurre, ¡tus haches son inglesas! Por eso has confundido los sonidos.

Mirad en lo que estaba pensando Martín. Es su libro del cole:



Si pincháis aquí escucharéis cómo suena la hache en inglés. Comprobad el parecido con el sonido de la jota. ¡Atentos, que no son iguales!

―¡Ah! Entonces, no hay hache en jamón pero sí en hop.
―¡Exacto! ¿Y en español?
―La hache está en hola ―me saluda con la mano― pero no en ola ―ahora dibuja una ondulación― ¿A que sí?
―Claro, por eso tenemos que encontrar las haches que han huido o no podremos diferenciarlas.

Y así empezó nuestro viaje. Juntos nos adentramos en el bosque, dispuestos a recuperar las letras perdidas y a descubrir el motivo de su fuga. Quizá estuvieran organizando una fiesta. ¡Sí, un baile! Invitarían a otras letras, bailarían en parejas, luego en grupos. Se mezclarían una y otra vez, al son de la música, formando en cada canción diferentes PALABRAS.
Podríamos seguirlas... A ver hacia dónde se dirigen. Algunas irán a las páginas de un libro, otras a una canción, o a un cuento de esos que inventamos antes de dormir, tal vez a un crucigrama…
¿Nos acompañáis? ¡Será divertido!

Para empezar, podéis buscar las haches que ha escondido Martín en su bosque (que debe estar en Galicia, no muy lejos de nuestra casa, porque llueve un montón ¡mirad qué nubarrones grises!).
Luego dibujad el vuestro ¿sería soleado? ¡Nos encantaría verlo!




También podéis probar estos "trucos" que me ha enseñado Martín:
¿Qué letra aparece si damos la vuelta a la hache minúscula?



¿Y qué número resulta si borramos una "pata" de la hache mayúscula?




Por cierto, hemos estrenado nuestro blog este lluvioso 23 de abril para celebrar el Día del libro. Pero sabed que para nosotros todos son "días del libro" y procuramos festejarlo. ¡Estáis invitados!